sábado, 18 de abril de 2015

¡Bienvenida primavera!

¡Ya estamos por aquí de nuevo!

Ya estamos en primavera y, personalmente, es una de las épocas que más me gustan en macrobiótica. La primavera nos hace ascender, nos hace ser más sensuales y más creativos, mucho más en las mujeres; es decir, reverdece la vida después de esconderse durante el invierno. Es una época para deshacerse del exceso de energía que acumulamos en invierno, esa energía excesiva de los alimentos que nos generan calor (harinas, horneados, guisos lentos...), por eso se considera una etapa de depuración de nuestro cuerpo, de eliminar esos excesos en nuestro cuerpo y dejar paso a una alimentación más verde, más viva y con una forma de cocinar más simple (salteados, escaldados o vapor).

  ¡La primavera nos revive, disfrútala!

No hay cosa que me guste más en primavera que dar largos paseos por las sendas que hay en mi pueblo (sí, soy dichosa por vivir en ciudad pero tener pueblo, jaja), en las que ahora empiezan a florecer los campos que estaban como muertos en invierno y a asomarse las primeras verduras silvestres tan buenas y que tanto me enloquecen. Esas verduras a las que me refiero con los espárragos trigueros silvestres y unos brotes que se llaman collejas ("conillets" en mi pueblo) que sólo salen este mes de abril y están riquísimas, y aún más ricas están si las recoges tú misma con las manos y acompañada de tu familia. En mi casa esta temporada es de dar largos paseos que empiezan con las manos vacías y un lorenzo bien hermoso, y terminan con las manos llenas de verduras sanas, de temporada y lo más ecológicas que te puedas imaginar y un atardecer inigualable. ¡Por eso y mucho más disfruto tanto de esta temporada!
Espárragos recién cogidos
Esto son las collejas o "conillets"

Con mi padre buscando espárragos
Pasamos una buena tarde con mi familia y mi perro
Al día siguiente quise probar a hacer una receta de falafels caseros, esas famosas croquetas de garbanzos que son tan sanas y nutritivas. La que os presenté en mi página de facebook esta semana. Ese domingo, como todos los domingos, en casa de mi abuela comemos todos en familia, tíos, tías, primos, primas, sobrino... y como me salieron un montón de falafels (ya que todavía no controlo demasiado bien las cantidades, jaja) ¡todos se quedaron boquiabiertos! Vamos, que casi mi quedo sin comer yo! (porque aparté un plato para el blog, sino...jajajaja)
Os dejo la receta para que podáis degustar y dar a conocer a vuestra familia nuevas comidas y que las acepten con las bocas abiertas.

Necesitaréis

250 gr de garbanzos hidratados durante 12-24 horas
1 diente de ajo
1 cebolla
1 puñadito de cilantro fresco
1 puñadito de perejil fresco
1 cucharada de comino molido
Pizca de sal
Pizca de canela 
Pimienta molida
70 gr de harina de garbanzos (para rebozar las croquetas)

Elaboración:
La receta la realicé con la thermomix (ya sabéis que quiero sacarle partido utilizándola para recetas macrobióticas), pues gracias a ella pude realizar la harina de garbanzos secos ecológicos y me quedo súper suave y muy rica. Aunque la realicé con thermomix podéis hacerla con batidora normal o picadora.
Bien, ponemos en el vaso los garbanzos bien escurridos y lavados, el ajo, la cebolla, la canela, el perejil, el cilantro, la pimienta, el comino y la sal. Trituramos todo programando 15 segundos a velocidad 5. Abrimos la tapa y bajamos los restos al fondo del vaso y volvemos a programar 5 segundos velocidad 6. Añadimos una cucharada de harina de garbanzos y programamos 10 segundos a velocidad 5. Nos quedará una pasta grumosa con un olor a especias que nos recordará esos países vecinos, como marruecos, con sus calles llenas de especias y olor a inciensos.
Dejamos reposar la masa unos 30-40 minutos en la nevera para que coja consistencia, así a la hora de elaborar las croquetas nos quedarán mejor prensadas.


Preparamos un plato con harina de garbanzos y con las manos engrasadas con un pelín de aceite damos forma a las croquetas, primero realizamos una bola y luego la aplastamos un poco con la mano para que se queden con forma de falafels tradicionales. Luego las pasamos por harina con cuidado y dejamos en plato para freírlos posteriormente. Os dejo fotos del proceso de hacer las croquetas:

Realizamos una bola
Aplastamos con la mano



















Falafels rebozados en harina de garbanzos
Damos forma redondita a los bordes

















Preparamos una sartén con aceite caliente para freír nuestros ricos falafels, freímos, escurrimos el exceso de aceite con un papel absorbente y servimos con una ensalada cruda de lechuga (de la huerta de los papis), col lombarda y zanahoria. Podemos acompañarlos con una salsa de yogurt de soja o cualquier salsa que queráis y os guste (yo en este caso no pude acompañarlos con ninguna salsa pero estaban de escándalo igualmente).

Falafels fritos y presentados

Quedaron muy crujientes y melosos por dentro

Espero que disfrutéis de esta receta tanto como la disfruté yo y mis familiares en la comida de domingo. Y ya sabéis que adentraros en esta cocina no es difícil y que a todo el mundo puede gustar nuevos sabores y texturas, hay que jugar con eso en la cocina y comprobar la reacción de los paladares.

Hay que buscar nuestro camino y, cuando lo encontremos, hay que seguirlo con los ojos cerrados
¡Vivir, disfrutar y sentir la primavera!